Una de las áreas que más ha evolucionado en los últimos años dentro de la reproducción asistida ha sido el laboratorio de FIV (Fecundación in Vitro).
Las tasas de éxito que obtenemos ahora en tratamientos superan con creces a las que se podían conseguir hace unos años. Sin duda, la forma en la que trabajamos con los gametos y embriones ha evolucionado positivamente y es una de las razones que justifican ese incremento de los resultados.
Ahora conocemos más sobre los requerimientos de los embriones para ser cultivados minimizando el estrés inducido por las técnicas que realizamos. Hemos mejorado la composición de los medios de cultivo que les sirven de soporte vital y, en definitiva, hemos adaptado el espacio y las condiciones ambientales de nuestros laboratorios con el fin de mimetizar lo que ocurre en el tracto reproductivo materno.
Esta tarea no es fácil, parámetros como la luz, la humedad, la presión, la temperatura, la calidad del aire etc., son claves y, sabemos que el ambiente en las trompas de Falopio o en el útero poco tiene que ver, a priori, con el de una sala habilitada como el laboratorio.
¿Cómo lo conseguimos? Gracias a la tecnología que se ha desarrollado en los últimos años como los nuevos incubadores que utilizamos en los laboratorios de Ovoclinic, que mantienen de forma más estricta y continua las condiciones de cultivo y también, todos esos controles y mediciones que día a día realizamos en el laboratorio con el fin de garantizar que las condiciones son las mejores y que se mantienen estables en el tiempo.
LA IMPORTANCIA DE LA TEMPERATURA EN EL LABORATORIO
El impacto que puede tener en nuestros embriones y, por lo tanto, en la probabilidad de éxito del tratamiento es enorme. Como ejemplo, el control de la temperatura. Habitualmente trabajamos con los gametos y embriones a 37ºC, pero debemos medir a diario esta temperatura ya que agentes externos como el cambio de estación, cambios en la climatización de la sala, etc.… pueden producir fluctuaciones.
A priori, puede no parecer muy grave que la temperatura fluctúe en medio grado ºC pero sabemos que estas mínimas variaciones pueden tener un impacto negativo sobre los embriones. En el ovocito existen estructuras celulares vitales para el reordenamiento de los cromosomas durante las divisiones que tendrá que llevar a cabo el embrión. Pues bien, esas estructuras tan importantes son termolábiles, lo cual significa que se despolimerizan (se deshacen) y vuelven a repolimerizarse según los cambios térmicos.
En algunos de estos procesos de polimerización-despolimerización, dado que estas estructuras están conectadas y sirven de guías a los cromosomas durante su ordenamiento, algunos de ellos podrían no distribuirse de forma correcta. Como consecuencia, las células generadas por el embrión en sus divisiones no tendrían una dotación adecuada de cromosomas (se trataría de embriones aneuploides) lo cual incrementa considerablemente la probabilidad de que estos embriones detengan su desarrollo ya sea en los primeros días de vida embrionaria o de forma más tardía resultando en pruebas de embarazo negativas o en abortos tempranos.
Existen numerosas publicaciones científicas que ponen de manifiesto diferencias en la tasa de euploidia/aneuploidia (embriones con dotación cromosómica normal vs anormal) entre diferentes laboratorios en grupos de pacientes con edades y diagnósticos similares. Los autores de estas publicaciones justifican estas diferencias basándose en el “ambiente” del laboratorio o, lo que es lo mismo, las condiciones de cultivo a las que se somete a los embriones.
Queda clara la importancia del control de estos parámetros que van a definir la distribución genética de nuestros embriones y, por lo tanto, la posibilidad de éxito de los tratamientos. Gracias a este conocimiento, hoy en día disponemos de una norma de calidad específica: UNE 179007, para laboratorios de reproducción asistida que define qué características debe tener el laboratorio y qué parámetros ambientales deben ser monitorizados para garantizar el mínimo impacto negativo sobre el desarrollo embrionario.